Escena 1. Un tipo llamado Jaron Lanier, ciberpunk de primera hora, logra diseñar un ambiente inmersivo de realidad virtual en la época de Windows 95. El pixelado era trabajoso y el costo de cada máquina unos 70 mil dólares. Fracaso. Escena 2, época del crash de las dotcom: Intentos varios de realidad virtual de menor costo, casco, gafas, guantes y mucha náusea. Pero todavía decenas de miles de dólares por equipo. Fracaso. Escena 3, se abandona la inmersividad y flotan los avatares plásticos en el espacio virtual de Second Life. Qué es esto, una realidad virtual de mouse? Fracaso. Pero la tecnología resetea y como en un videojuego te da nuevas vidas. Hoy una simple placa NVIDIA brinda un teraflop de increíble capacidad gráfica. Además los sucesivos desarrollos de juegos «casi 3D» como Quake y Doom mejoraron en mucho la programación en ambientes virtuales. Todos estos factores permiten volver a soñar.
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