Hace algo más de veinte años yo dejaba mi doctorado en Física e ingresaba a Telefónica. En el grupo ingresante de 40 ingenieros había dos «raros» que veníamos de Ciencias Exactas (UBA). Vi algo que me asombró del management: no eran muy afectos a manejar el MS Office ni a enviar emails, cosa que sí hacíamos en Exactas. Muchos de estos directores todavía utilizaban fax y memos. Recuerdo en particular una gerente que imprimía todos sus emails y subrayaba prolijamente los párrafos esenciales. La toma de decisiones en reuniones pasaba por leer en voz alta larguísimos enunciados. Por suerte, la nueva camada cambió esas prácticas. La información ya fluía de otra forma, y solo los directores y gerentes que supieron aprender a tiempo disfrutaron todo lo que vino después.
Idea uno. No es que Google tenga una máquina perfecta para jugar al Go, sino que la máquina perfecta aprendió por sí misma. Alpha Go Zero aprendió sola -a diferencia de sus versiones predecesoras-, y en 40 días batió a expertos y otras máquinas casi perfectas que tuvieron la desdicha de ser entrenadas por humanos. Sueñan las máquinas de Google con tableros de Go?
Hoy estaba terminando de diseñar una charla sobre Machine Learning en el ámbito de la Salud. Es ese momento donde usualmente tiro la mitad de las transparencias y trato de concentrarme en lo importante. Qué es lo esencial?
Ya es tarde y aún sigo tirando slides y chequeando datos. Me quedo pensando en que las nuevas AI (las poderosas, las de Deep Learning) son parte racionales y parte intuitivas. Me pregunto qué otra cosas es la mente humana sino exactamente eso. Espero que la parte intuitiva me ayude más que la otra en esto de ir «podando» charlas.
En estos días The Telegraph publicó un excelente artículo sobre los dispositivos para hacer deporte (los «wearables») y algunos mitos sobre salud. El resumen de este artículo se centra en 4 ó 5 cuestiones, pero hay más materia para el análisis.
El primer episodio de la cuarta temporada de Homeland se llama «The Queen of Drones». Allí vemos a una Carrie un poco más «border» que de costumbre, ordenando el bombardeo de una boda paquistaní desde la seguridad de su bunker. La disociación es tal que segundos después de lo que resulta ser una matanza de civiles, se festeja el cumpleaños de Carrie. En los días siguientes Carrie monitorea mediante drones el sitio del incidente, comprueba la presencia de civiles en el lugar y «mide fuerzas» con quien tendría un rol clave en el futuro, como se advierte en la imagen.
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